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El islam en el mundo

El islam es la segunda religión con más fieles en el mundo, pero su distribución geográfica es muy compleja y existen distintas corrientes en ella.

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En el mundo, una de cada cuatro personas profesa el islam. A pesar de la confusión entre este término y el de ‘árabe’ ―grupo étnico-lingüístico que se caracteriza por el uso de la lengua árabe―, lo cierto es que más de la mitad de la población musulmana no es árabe. La mayor parte de los seguidores de Alá se concentran en Asia-Pacífico, concretamente en países como Indonesia, Pakistán, India o Bangladés. Este hecho no evita que en los países árabes la población musulmana ascienda al 90% del total.

Los dos grandes grupos dentro del islam son el sunismo y el chiísmo, separados tras la Primera Fitna que puso fin a la pugna originada tras la muerte del profeta Mahoma en el 632. Desde entonces, la geopolítica de Oriente Próximo tiene una fuerte influencia de esta rivalidad tan presente en la mayoría de pulsos regionales. 

Como se puede comprobar, el árabe y sus derivados solo se hablan en Oriente Próximo y buena parte de la mitad superior del continente africano. En Asia-Pacífico «árabe» y «musulmán» son dos conceptos separados al igual que en otros países como Turquía o Irán.

Pero el trabajo de la Universidad de Columbia muestra que la diversidad del islam va mucho más allá de suníes y chiíes. Así, el sincretismo chií está muy arraigado en zonas como la Anatolia aleví en Turquía o en Siria, donde la familia Al Asad ha conseguido llevar al poder a la minoría alauita del país.

Chiísmo y sunismo son las principales corrientes del islam, pero la ramificación de la segunda religión del mundo en número es mucho más rica.

En Omán, los ibadíes profesan una rama del islam abierta y tolerante que defiende la unidad de la ‘umma’ ―la comunidad musulmana― en contraposición al creciente sectarismo de la zona. Esa flexibilidad ha convertido a Omán en el gran mediador del golfo Pérsico, ya que siempre ha tratado de huir de posicionamientos estancos marcados por Arabia Saudí o Irán. En su lugar, ha explotado la excepcionalidad de la tranquilidad que vive su territorio para erigirse en un actor neutral y no interventor en los conflictos.

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